sábado, 18 de octubre de 2008

De Nuevo

Goethe afirmó "Todo comienzo tiene su encanto". Eso es lo que los universitarios hemos hecho esta semana. Cuando cada uno de nosotros inicia una actividad, cualquiera que sea, y por supuesto el curso, hay rasgos particulares que son los que recordamos cuando echamos la vista atrás, ya con el camino recorrido. Después de tantos años de comienzo del curso académico cada uno de ellos tiene una particularidad por la cual es especial, y esta particularidad no es la misma para cada uno de los diferentes casos.
A pesar de tener puntos de vista diferentes, tenemos puntos de vista e inquietudes comunes que pueden variar en intensidad. Uno de esos puntos es la situación de nuestra facultad, donde al fin y al cabo, debemos pasar al menos 3.000 horas para poder llamarnos "licenciados". Otro punto de convergencia que podría destacarse sería las expectativas de futuro que cada uno de nosotros posee y que quien sabe si se cumplirán o habrá que ir improvisando sobre la marcha.
Un elemento de acuerdo, y a la vez de discordancia, se debe a que en la Universidad cada uno de nosotros somos diferentes y tenemos un ideario y una perspectiva diferente a la de cualquier otro. Eso es lo que enriquece la vida, me refiero a las diferencias que en algunos casos pueden resultar abismales pero de los que se aprende.
Por supuesto, la vida no es de color de rosa aunque algunas veces podamos tener esa impresión, y, como no podía podía ser menos, también de la facultad hay elementos "negativos" que podrían ser mejorados. Considerando este hecho, deben predominar en nuestros recuerdos los rasgos positivos, que constituyen los encantos a los que se refería el romántico Goethe.
Publicado por Luís Rodrigo De Castro

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