El jueves empezó la clase de manera normal hasta la aparición en escena del chi-kung. A mi parecer, más que una excentricidad del profesor, o un ejercicio para mejorar nuestra concentración, fue un ejercicio para derribar barreras.
En la conformación de grupos, el momento inicial y la rotura del hielo es una de las partes más difíciles y a la vez de las más importantes para desarrollar una cierta complicidad necesaria para involucrarse en la consecución del horizonte que queremos alcanzar.Ver a tus compañeros hacer chi-kung, y que estos te vean a ti, hace que la vergüenza de conocerse quede a niveles irrisorios. Se consiguió hacer comunidad en menos de 10 minutos.
En mi opinión es un golpe maestro de docencia, me sorprendió, y a pesar de la reticencia inicial, creo que cumplió su labor con sobresaliente.La pega, que ahora será más difícil sorprendernos, pero quizá ya no haga falta.
Publicado por Héctor García
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Hace 2 años
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